domingo, abril 12, 2020

martes, diciembre 17, 2019

Entrama cultural

Lila Calderón: “Es una gran responsabilidad escribir para despertar, proponer, estimular, sugerir, conectar”





¿Qué cuentan “Las Fiestas Patrias del Elefante”?

-Esta novela narra la historia de un elefante que ha trabajado durante toda su vida en un circo hasta que recibe el sobre azul con su despido. El señor Corales, su jefe, le hace ver que ya está muy viejo y por necesidades de la empresa es hora de reemplazarlo. Así comienza su mayor desafío, resistir el dolor, la desilusión, enfrentar la cesantía, postular a nuevos empleos, replantearse su vida. Debe abandonar la burbuja y aventurarse en una ciudad que le parece confusa, hacer nuevas relaciones y aplicar todo su ingenio para encontrar las herramientas que le permitan vencer uno a uno los obstáculos. Finalmente descubre que siempre es posible abrir nuevos caminos siendo fiel a su propia naturaleza. Ello le permitirá viajar, conocer personas y lugares cruciales, asombrarse con las maravillas del mundo interior y exterior, experimentar la liberación al soltar sus propias cadenas, superar temores y amar.


¿Por qué elige a un Elefante como protagonista?

-Desde que era muy niña me interesó la imagen del elefante. Lo vi en circos, películas, leí cuentos y fábulas donde destacaba por su lealtad y memoria prodigiosa. Me sorprendía su fuerza, su gris monumentalidad que lo hacía parecer un templo pétreo. Sin embargo, lo veía sonriente, sabio y comprensivo, solidario como un ser humano evolucionado. Más tarde averigüé más sobre su especie, sus antepasados, dónde vivían, cómo se organizaban. Su historia real e imaginaria. Lamenté que los hubiesen utilizado como fuerzas bélicas en la antigüedad. Que personajes inescrupulosos los compraran para domarlos y usarlos en la entretención circense o para pasear turistas y fotografiarse en actividades exóticas. Y que fuesen siempre perseguidos, cazados por la codicia de los traficantes de marfil. O vendidos como fuerza esclava. Así fue como Don L-Fante, me esperó con mucha paciencia hasta que se propuso despertar en mí su diálogo y protagonizar una novela fabulesca en el Chile actual. Yo lo escuché barritar y tomé notas que se fueron organizando a lo largo del tiempo como una crítica social. Emprendimos juntos esta historia, ahora siento que crecí con él, nos humanizamos y animalizamos con amor como seres de la Matria universal.

¿Cómo ha sido su andar en la literatura infanto-juvenil?

-Hermoso y de mucha comunicación y creatividad ya que con regularidad tengo encuentros con estudiantes en colegios, liceos y ferias del libro. Recibo una buena retroalimentación. He escrito cuentos, novelas y fábulas con humor, poesía y apuestas personales por mantener un lenguaje que recurra a la visualidad, a los intertextos que conectan con otros lenguajes y autores, en citas que nos hermanan con el mundo y personajes de otras ficciones que vivimos colectivamente. Me seducen las historias en abismo, espirales, zigzagueantes, caleidoscópicas, en las cuales las metamorfosis ocurren con naturalidad. Siento que en la literatura sin categorías, mutamos en nosotros y en los otros, es una gran responsabilidad escribir para despertar, proponer, estimular, sugerir, conectar. Mucho más allá de pensarla como entretención o como producto de mercado. Y es muy importante para mí generar y mantener una relación profunda con los editores y editoras, ya sea de narrativa o poesía, infantil-juvenil y para todo lector, que un poco de ello hay en todo lo que hago.

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http://entramacultural.cl/lila-calderon-es-una-gran-responsabilidad-escribir-para-despertar-proponer-estimular-sugerir-conectar/?fbclid=IwAR2psjqry_oIeXfYW5WdQNml2HKEB5Nk8HlI1UsE9kGKRFYAVNSfQyNXrBs

miércoles, octubre 09, 2019

Autoras Chilenas AUCH!




Realización: Iván Krug, septiembre 2019.
Textos: Creación colectiva AUCH! @autoraschilenas

Presentación del colectivo AUCH! en el Festival de Autores de Santiago, FAS.




domingo, junio 16, 2019

domingo, marzo 24, 2019

RETROSPECTIVA DE LILA CALDERÓN

RETROSPECTIVA DE LILA CALDERÓN

Por Leonidas Rubio





Desde sus primeras señas la poesía de Lila Calderón se ha distinguido por búsquedas metafísicas y visuales, la insistencia en lo holístico y las propuestas circulares, de poemas en secuencia con ejes temáticos. Su lenguaje busca alcanzar una síntesis entre el significado y la instalación plástica del signo en la página. Esto es posible de advertir especialmente en "Animal Cautivo", paradigma de su trayectoria, donde el emplazamiento visual del texto tiene tanta relevancia como el enunciado. Las palabras están colocadas arquitectónicamente en un sentido barroco, detallista, de minucias, de relieves, de texturas, que apela a la ornamentación tanto como a la significación. El poema cae en la página como tallado, ilustrándose a sí mismo. No es, por tanto, una poesía declamatoria sino intimista, sensorial, de atención participante y no exclusivamente intelectual o auditiva. Reconoce la página como soporte intervenido donde los signos tienen una sola oportunidad de realizarse. Se mueve entre lo epigramático y lo rapsódico en un juego de ritmos e intensidades para declarar una tensión entre la defensa de la armonía interna del texto y una atmósfera de opresión que lo acecha siempre. El tono profético y parabólico cruza su poesía, con una intención de ejercicio de poder al borde de la mística.


En "Balance de blanco en el ángel triste de Durero" por ejemplo, irrumpen versos en mayúscula a pie de página que devienen nuevos títulos con fuerza retroactiva en la lectura, o al contrario, que se atenúan en cursivas minúsculas espaciadas de modo insólito, como operando hacia el silencio. La diagramación es el segundo hablante de estos poemas. El ángel de Durero no es otro que el personaje del grabado La Melancolía, ese temperamento que pasó a ser una filosofía y una estética, por no decir una visión de mundo durante el romanticismo, particularmente en su vertiente anglosajona. Así es este poemario donde el laúd de los personajes de Poe, las atmósferas de peso claroscuro y los intramuros, las nieblas, los visillos, son la escenografía de un montaje urgente, con un hablante que no perdona a su pasado: "Me entretuve tanto / hice una historia de siglos / con originales de barro", dice en un texto donde los espacios ejercen el balance en el blanco de la página para un ángel suspendido en una melodía de notas largas. Los viajes referenciales no se ciñen al provecto pasado clásico: hacia el final del libro los textos-balances son casi un guión fílmico y el hablante pasa a re-presentarse en enunciados severos, sentenciosos, como de antífona. La tragedia se sella con un imprevisto futurista: Nexus 6, el personaje de la película "Blade runner", de Ridley Scott, que imposta un Durero cuyo ángel es un ente programado que aprendió el amor fuera de libreto por no conocer del todo las reglas del juego. Allí se instala otra arista fundamental de la poesía de Lila: la intertextualidad que visita no sólo lo literario sino también lo audiovisual y lo plástico.


En "Lo que ocultan los vestidos" (Bordes, 2014) la autora se propone un mosaico de tonos expresivos que se nutren de distintos códigos: el relato, la metafísica, la alquimia, el aforismo, lo coloquial, lo visual, la crónica: "mosaico (...) donde podríamos fijar la silueta de aquello que nos interroga y que al intentar definir, o fijar, se nos esfuma". Con este predicamento y este taller de técnicas verbales mixtas, Lila irrumpe poéticamente en la prosa y prosaicamente en la poesía, donde pueda decir y vivir en primera persona, haciendo que "la libertad que puedo ejercer en el mundo que origino la vivo al conectar elementos heterogéneos, al modo de un collage". 

"Lo que ocultan los vestidos" tiene 10 secciones, una introducción y un epílogo. 3 secciones tienen epígrafes y la octava de ellas, "Cebras y reglas", incluye 2 imágenes del trabajo visual "Liquidación por fin de temporada" (2005) de la artista. La introducción busca dar al conjunto un hilo conductor y lo hace siguiendo una estrategia autorreferencial y metapoética: se sitúa frente al lector y frente a su propio texto simultáneamente. De allí algunas filiaciones. No hay automatismo pero sí hay mirada oblicua, cubista, refractada: "El azar tiene un sistema, un código que hay que interceptar y trabajar...". Declara su cansancio contra el "lleno total" orteguiano, la cultura de masas alienante. Por esa vía engarza con la poesía metafísica que mantiene su línea continua desde el post-romanticismo y el primer surrealismo en adelante, con referentes que no exhiben una tradición demasiado visible en la poesía chilena escrita por mujeres, excepción se diga de Stella Díaz Varín y Teresa Wilms Montt. En el ámbito más ancho de la poesía hispanoamericana sí tiene numerosos referentes, particularmente en la poesía argentina, que es probablemente la más cosmopolita de la lengua: Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni, Olga Orozco, entre otras.

Poesía de esencias y trascendencias versus apariencias, que indaga en el acto cotidiano como manifestación de otras  fuerzas que condicionan al sujeto en un estado de enmascaramiento o revestimiento. El título de Lila Calderón apunta a esa materia oculta en los vestidos: aquello entendido, intuido, salvado de la disolución. Es el acto de apoderamiento de lo real a partir del lenguaje en el sentido, insisto, de la poesía metafísica chilena, que en Díaz Casanueva y Anguita entronca con la filosofía del ser de Heidegger y su máximum expresivo: la poesía es la casa del lenguaje y el lenguaje es la casa del ser. Entonces "lo que ocultan los vestidos" es un cuerpo-habitación que recupera su visibilidad a la par que busca re-apropiarse sus significancias. Sin embargo a esta estirpe de poesía chilena es imposible no agregar el nombre de Vicente Huidobro, el gran decano de la correspondencia entre el sentido, la fonética y la plasticidad del texto impreso.

El último texto en prosa de "Lo que ocultan los vestidos" es una especie de fábula sobre lo engañoso de la percepción. Las cosas hablan y se re-presentan con movilidad, insatisfechas. Se recuerda a Rilke: "Las cosas vienen a nosotros ávidas de cobrar sentido". Este texto implica un sub-relato donde interactúan seres-signos aleatorios que se afectan mutuamente. Este texto final bien podría ser el inaugural y permitir una relectura inversa del libro todo, donde la introducción declarativa que formalmente lo abre, sería el epílogo que venga a delatar un plan de acción casi siempre superado por la ejecución del producto. Para confirmar esta intuición lectora que señalo, la autora deja caer en la última página una frase matemáticamente sugestiva: "El orden de los factores no altera el producto". Pero es aún más perfecta la síntesis conmutativa del libro si nos atenemos a las líneas finales de este epílogo circunvalado donde lo descifrado se vuelve a cifrar: "Y esa cortina que cubría todo el fondo de la gruta, era miel derramada sobre una roca que cerraba la entrada al insectario donde habíamos dejado las alas, antes de cambiar de piel para salir a barrer la tierra que aún olía a pintura fresca.".


En 2018 se ha publicado "Telas y entretelas" por Ediciones Otra Yo. El libro se abre con un epígrafe de la Pizarnik: "Debajo de mi vestido ardía un campo con flores alegres / como los niños de la medianoche". Luego convoca a su padre, el Premio Nacional de Literatura Alfonso Calderón, con un texto en prosa titulado "Sobre el hilo" para instalar un dintel apropiado a un libro de hebras sutiles. El libro no escatima su condición de continuidad respecto de "Lo que ocultan los vestidos". En efecto, dice en la página 10: "¿Qué ocultan los vestidos? / Algo tan grande como el corazón y la flor de la vida". Luego de este acertijo semi-resuelto se desata una secuencia de 23 modalidades de vestidos, todos encabezados por el sustantivo protagónico y una variable adjetiva en la que se singulariza: "Vestidos bonsai", "Vestidos anacrónicos", "Vestidos arcaicos, "Vestidos más allá del espejo", etc. Esto no es obstáculo para que a su vez cada poema se desglose en piezas que van personalizando aún más el sujeto asignando vidas particulares a cada vestido. Así por ejemplo en "Vestidos camaleónicos" el primer fragmento consigna que "hay vestidos delatores, / reversibles, vertiginosos…" y luego el siguiente fragmento hablará de "vestidos de primera selección", luego "vestidos de sal", luego "vestidos experimentales" y luego "vestidos nerviosos". Esta correlación de vestidos se van engarzando con la estrategia del uso del presente del verbo haber y con frecuencia también del ilativo para dejar establecida una línea de tiempo, un relato en ejecución simultánea o, analógicamente, un cuadro de planos paralelos superpuestos. Esta condición simultaneísta (Robert Delaunay) enfatiza la filiación plástica de la poesía de Lila Calderón, rasgo que hemos venido enunciando desde el comienzo de este artículo. Ello se hace aún más patente en "Telas y entretelas" a partir de la inserción de objetos al interior del libro, ya no descritos sino tangibles. Los objetos adheridos a dos páginas interiores son plumas ornamentales y pequeñas construcciones de costurería, a veces pequeños maniquíes con su propio atavío o bien piezas de ajuar fragmentadas o utensilios de costura ya reales (alfileres de gancho) o ya simulados (inocuas agujas de tablilla recortada). Cabe destacar que estos complementos visuales insertos en el libro son aleatorios y no se repiten en los distintos ejemplares de la edición. Es decir que no hay dos libros iguales, como trajes hechos a la medida o al inverso proporcional, trajes replicados que nunca son el mismo porque jamás se repite el usuario, en el sentido del famoso axioma de Heráclito que podríamos retocar en: "nadie se pone dos veces el mismo traje".
Además de lo dicho hasta aquí cabría mencionar un posible rastreo al linaje de esta enunciación basada en el presente del verbo haber dentro de un contexto plástico y metafísico. Este rastreo nos remite al párrafo de Eduardo Anguita en "Definición y pérdida de la persona" cuando dice: 

“Entonces, uno se da cuenta que, más que luz, más que aire, más que muebles, lo que hay es 
La palabra HAY.
Hasta uno entra en la palabra hay, con una claridad que daría miedo si uno existiera.”

Es así que la certeza de "existir" queda en nebulosa y no se da por enteramente cierta si no a partir de la percepción razonada en alternancia con la existencia o apariencia de otros objetos que comparten el "hay". Es así, entonces, que en este libro de Lila Calderón están instalados los vestidos como un escaparate virtual donde "hay" sus dimensiones físicas y sus dimensiones temporales transversales, complementarias e híbridas entre sí, de plasmación simultánea, de devenir continuo. Este ejercicio lecto-visual va convocando texturas y atmósferas en variables que describen también movilidades emotivas, eróticas, políticas, coloquiales, configurando un relato de amplitud espacio-temporal semejante a una instalación. No es de extrañar que, para más abundar, este libro esté ilustrado -o talvez debiéramos decir iluminado- con imágenes de la colección de "Diosas tutelares" de la autora, designio de otro de los itinerarios que retroalimentan su poesía en el juego de lenguajes que se imbrican en su rica vertiente creativa.

"Telas y entretelas" es un libro que se lee con deleite y con fruición, además del placer culposo de la inteligencia a la que nos tiene acostumbrados la autora. Es, me atrevo a decir, modestamente, un clímax dentro de su recorrido lírico. Al mismo tiempo de este arribo gozoso y doloroso por sus vestuarios más reveladores, nos anticipa la inquietud, casi el temor subsecuente: ¿por dónde podrá transitar esta voz después de exponerse a sí misma en su desnudez primigenia y a la vez en su atavismo más suntuoso?


* * *



Leonidas Rubio (Curicó, 1970). Poeta, ha publicado: Cuadernos de emergencia(1994); Murmullo frente a sillas vacías (2001); Imbunche (2009); Piedra negra(2009); Malas costumbres (2013); Actas de (mala) fe (2014) e Índex (2015). En 1991 fue becario de la Fundación Pablo Neruda y miembro del Taller de Poesía de esa institución. Recibió el Premio Nacional de Poesía Eduardo Anguita 2012. El año 2016 fue Director y monitor del proyecto “Palabra Extendida: Talleres de Creación y Apreciación Literaria” en la ciudad de La Serena con el respaldo del Fondo del Libro y la Lectura en la modalidad Residencias. El año 2018 ha sido Director de la revista literaria “Deriva del Maule” y Director del ciclo de eventos literarios “Palabra Extendida: Poetas Visitantes Fuera del Canon”. Mantiene el sitio de difusión literaria “http:// malafepiedranegra.blogspot.com” donde publica muestras de su obra poética, artículos y reseñas de crítica cultural y literaria.

VER:
 http://letras.mysite.com/lcal220319.html

sábado, septiembre 22, 2018

ANIMALIA (2018) de LILA CALDERÓN

ANIMALIA, LA GRAN FUGA Y OTROS CUENTOS (2018) DE LILA CALDERÓN
POR EDICIONES DEL GATO

ANIMALIA EN CONFERENCIA





Los protagonistas de Animalia, La gran fuga y otros cuentos, de Lila Calderón publicado por Ediciones del Gato (2018), visitaron la ciudad
y ofrecieron conferencia de prensa. Los animales fugados del zoológico en la famosa “Gran fuga” enviaron un representante clandestino, pues siguen en fuga.

Por Úrsula Villavicencio
Directora del Centro de Investigaciones Imaginarias


La sede del Centro de Investigaciones imaginarias fue visitado por los protagonistas de Animalia, La Gran Fuga y otros cuentos (2018), el último libro de Lila Calderón publicado por Ediciones del Gato. Estuvieron presentes: El Mamut, la Babosa, el Murciélago, la luciérnaga Lucy, un tiranosaurio, el Bisonte, el Pingüino fotógrafo, el Zorro; en exclusiva una de las lombrices amigas del único humano protagonista en este libro, Benjamín; además de un anónimo representante de los fugados del zoológico y cuya identidad mantendremos en secreto, así como la fecha de esta visita clandestina.

Comenzamos con Mamut.

¿Por qué el patinaje, Mamut, un deporte que hoy llamaríamos inadecuado para un alguien con tu peso?
MAMUT: Eso es un prejuicio. El patinaje es un arte. Con la práctica constante llegué a dominarlo y mi tamaño nunca fue un impedimento. Tal es un arte que el duende que viajaba en el tiempo consiguió para mí arte música del Gran Wolfang Amadeus Mozart. Con música y mis piruetas hice llorar a todos los Mamuts en mi fiesta de cumpleaños.

Se dice que tu especie se extinguió porque invitaste a todos los mamuts a la celebración de tu fiesta de 18 años, por aquello de que hacía tanto frío en los campos de patinaje todos se helaron y como eran tan grandes, congelaron todo a su alrededor, que quizás los mamuts se habrían convertido en la cordillera de los Andes ¿es eso cierto?
MAMUT: Eso es cierto si tú quieres que lo sea. Si quieres ver en cada altura andina a alguno de mis parientes, podrías estar en lo cierto. Te voy a contar cómo realmente ocurrió nuestra extinción, y ustedes saquen sus propias conclusiones. Muchos hechos ocurrieron. Uno de los más importantes fue el cambio climático que provocó el final de la última glaciación. Somos mamíferos del Pleistoceno. Hace unos 13 mil años el clima se calentó y salieron más vegetales para comer y eso fue bueno, pero en cambio nos sobraba el pelo y pasábamos mucho calor y comenzamos a morir de hipertermia, pero eso no fue todo. El hombre no dejaba de cazarnos y eso lo pudieron saber los científicos pues calcularon que había disminuido la edad de nuestro destete de tres años, que era lo normal para nosotros, a mucho menos, gracias a la presión de nuestros depredadores y nuestro depredador era el hombre. No en vano coincidió nuestra extinción con la expansión del hombre. También existe la teoría de que los grandes mamíferos caímos con una enfermedad, pero no hay pruebas de ello.

Nuestro siguiente entrevistado es la Babosa Babosín.

¿Es cierto que estabas deprimido porque tus compañeros de colegio te hacían bullying con lo del “caracol sin casa”?
Cierto era, pero ya no más. Estoy orgulloso de ser una babosa porque llevo la sangre de la valiente babosa que con su baba de plata guió a los seres humanos del pueblo para salir del derrumbe tras un terremoto. Yo tomé conciencia de mi valor y mi importancia, por eso ya no me afecta lo que digan de mí porque yo sé quién soy.


¿Cómo es eso de que las babosas son caracoles sin casa?

Claro que no somos caracoles sin casa. Somos moluscos gasterópodos del orden Pulmonata, lo que significa que tenemos pulmones que nos permiten respirar oxígeno y vivir en la tierra igual que los caracoles, pero no somos caracoles ni necesitamos andar con la casa a cuestas.


¿Y cómo salió lo de la biblioteca ambulante, Babosín?

Salió estupendo. Realmente existen niños que se ilusionan con los libros y no tienen ninguno. Es muy difícil crecer sin un solo cuento. Fue más fácil de lo que pensábamos implementar nuestro plan.

Nuestro siguiente entrevistado es Murci, el murciélago.

Bienvenido, Murci. ¿Es cierto que los murciélagos son los ángeles de los ratones?
Los murciélagos no somos ángeles, somos mamíferos placentarios pero no pertenecemos al orden de los roedores, aunque somos casi tan numerosos como ellos. Somos los únicos mamíferos que vuelan. Yo me quise vestir de ángel para la fiesta del Gran Concurso de la noche de Gala, pero descubrí que con nada me veía mejor trajeado que con mis propias galas oscuras. Descubrí que soy más parecido a una gárgola que a un ángel.


¿Cómo que eres el único que vuela, y las ardillas voladoras?

Ellas no vuelan, planean. No tienen alas, sino que estiran la piel que sobra en sus extremidades.

De incógnito se encuentra entre nosotros un representante de “La gran fuga”. Nos ha pedido proteger su identidad pues los animales que escaparon del zoológico continúan y continuarán en fuga. Lo llamaremos “El fugado”.


¿Por qué escaparon del Zoológico?

FUGADO: Era una vida indigna para cualquier especie, incluso para los humanos que nos iban a visitar y molestar.

¿Cómo hicieron para planificar una fuga y luego esconderse tanto tiempo juntos entre tantas especies diferentes?
FUGADO: Sí, somos muy diferentes pero iguales en la necesidad de libertad y dignidad, así que con voluntad, logramos entendernos y solidarizar entre nosotros.

¿Cómo hicieron para no ser descubiertos en tanto tiempo?
FUGADO: Es un secreto. Deben leer “la Gran fuga” para averiguarlo.

Dejamos a Fugado con su bandera libertaria y nos dirigimos a Lucy, la luciérnaga que no podía dormir.


¿Y descubriste si se puede obtener luz natural de la alegría y la pasión por la vida?

(Previo aletear rápidamente)
LUCY: Claro que se puede. Con mi danza se enciende la luz de la alegría. Igual que brillan las estrellas que nos iluminan hasta después de millones de años de muertas.

Íbamos a preguntarle algo más pero se fue a danzar en torno al farol

A la conferencia también llegó uno de los tiranosaurios que estuvieron de fiesta en “La fiesta de los tiranosaurios”.


¿Al final, cómo estuvo la fiesta?

TIRANOSAURIO: Buenísima. Por fin disfrutamos del verdadero Amazonas. Tuvimos que ir nadando hasta el otro lado del océano, pero valió la pena.


¿Qué le dirías a los padres aprensivos que intentan resolverles todos los problemas a sus hijos?

Que los dejen crecer, buscando sus soluciones por sí mismos.

Dejamos al Tiranosaurio todavía con una Caipiriña en la mano, para conversar con el Bisonte de las cuevas de Altamira.


¿Definitivamente por qué no querías posar para la posteridad en Altamira?

BISONTE: ¡El chiquillo de las cavernas me trató de enano! Era un maleducado. Yo era el único bisonte que quedaba vivo y él viene a dirigirse a mí de esa manera —respondió airado.


Por lo mismo el niño quería inmortalizarte: eras el único modelo…


BISONTE: Eso me terminó de convencer pero los humanos me hicieron dejar la misión a medias… Si quieren comprenderme mejor, lean “El bisonte que no quería posar en Altamira”.

En exclusiva recibimos nada menos que a una lombriz de las que viven en la casa que construyó para ellas Benjamín, el humano protagonista en Animalia.

¿Por qué crees que Benjamín prefiere jugar con ustedes las lombrices de tierra, que con lombrices digitales en una tableta?
LOMBRIZ: Porque a Benjamín no le gusta jugar con cosas de mentira. La televisión muestra dibujos que se mueven pero que en realidad no están allí y se desaparecen con el control remoto.

¿Viven contentas en el castillo que les construyó Benjamín en su ropero?
LOMBRIZ: ¡Felices! Es una ciudadela fantástica además goza de una arquitectura vanguardista, especial. La gente nos mira con asco, Benjamín no. Nosotras transportamos minerales y nutrientes a la superficie del suelo, por eso somos fundamentales para mantener los suelos sanos y nutridos.


¿Y les gustó trasladarse al jardín infantil?

LOMBRIZ: Nos encantó. Volvimos a la tierra y muchos niños juegan con nosotras.

Nuestro próximo entrevistado es el Pingüino fotógrafo.


¿Qué diferencia encuentras entre el mundo visto a través de la cámara y visto sin la cámara?

PINGÜINO: Con la cámara puedes retener un momento y mantenerlo en el tiempo, en cambio sin la cámara el tiempo corre sin parar.

¿Fue muy difícil pasar a la fotografía en color?
PINGÜINO: Fue difícil. Merlín me recomendó jugar con la luz hasta “que las cosas me hablaran”. Hasta les gritaba a las cosas esperando que me respondieran.


¿Y te respondieron?

PINGÜINO: No. Aprendí a escuchar a la luz.

Finalmente nos encontramos con el Zorro, quien hizo la concesión de volver a la ciudad para esta entrevista y luego volverá raudo al campo.


¿Qué es lo peor de la ciudad, Zorro?    

ZORRO: La gente y su capacidad para aprovecharse de los otros.

¿Pero no era lo mismo que hacías tú en el campo y que hiciste con unos niños pobres al llegar a la ciudad?
ZORRO: (Carraspea y mueve la cola)… pero ya aprendí mi lección: terminé sin piel.

¿Fue muy dura tu vida en la ciudad?
ZORRO: (Carraspea dos veces y sacude su hermosa cola de piel nueva). Dificilísima. No se la recomiendo a nadie. Sobre todo los prevengo contra los productores de cine y los institutos de inglés.

Dejamos a los personajes con sus reflexiones. Esperamos volverlos a ver, pero la mejor forma de recordarlos siempre es leer Animalia, La Gran Fuga y otros cuentos.

Ver en:

http://letras.mysite.com/lcal070918.html

lunes, julio 23, 2018

"Animalia", Lila Calderón, 2018

Presentación de "Animalia, La Gran Fuga y otros cuentos", 
de Lila Calderón




Por Gustavo Barrera Calderón, julio de 2018

Bestiario o fabulario, en "Animalia, La Gran Fuga y otros cuentos", Lila Calderón pone su atención en animales que no acostumbramos encontrar en los cuentos. Es una reivindicación de los que quedaron apartados por sus diferencias, por su belleza fuera de norma. Un mamut que se esmera en usar patines sobre el hielo, una babosa que sufría las burlas de sus compañeros en el colegio, un murciélago que deseaba disfrazarse de ángel para asistir a una fiesta, una luciérnaga con insomnio que ofreció reemplazar a la luna para que ésta pudiera descansar por una noche, un viaje de tiranosaurios al Amazonas, engañados por sus padres con paisajes falsos para hacerles creer que viajaban, sin confesarles que las aerolíneas se negaban a transportarlos, un niño de Altamira que intentaba retratar a un bisonte en extremo vanidoso, un niño que era amigo de las lombrices, princesas de la tierra, y prefería su compañía a la de los humanos, un pingüino que descubre la fotografía como un proceso mágico, y un zorro que, por querer pasarse de listo, se traslada a la gran ciudad, lugar de pillaje donde hasta pierde lo más preciado que tenía: su piel. A estas historias se suma la gran fuga de animales que se unen en el zoológico con el propósito de repartirse por el mundo buscando su propio destino, hartos de la vulgaridad y malos tratos que recibían prisioneros de los humanos.

Se vale de todos sus recursos para encantar y compartir escenas y atmósferas con un imaginario que siempre nos trae preparada alguna sorpresa. Memorables son los mamuts que se ordenaron en fila y quedaron congelados hasta convertirse en una cadena de montañas, posiblemente la cordillera de los Andes o la jirafa que testigos aseguraron ver corriendo con sus tacos altos en la huida, mientras un elefante ayudaba a los caimanes y a los peces a bajar al río Mapocho. Hay una gran intensidad poética en las descripciones y una visión tangencial de los hechos en los que intervienen numerosos testigos ocasionales que aportan una buena dosis de humor.  (El pequeño mamut) era inmensamente feliz practicando sus bailes ingrávidos. Se sentía liviano y presentía la armonía universal. Aseguraba que las nubes y las estrellas eran de agua, al igual que el hielo. Su mamá prefería no discutir las ocurrencias de su hijo, porque no estaba segura.

Cada uno de los cuentos invita a vivir un proceso de transformación junto a los protagonistas:
Cuando el profesor entró a la sala de clases y pasó la lista, Babosa sacó su potente voz y dijo: “¡Presente, Señor!” Entonces el profesor, muy extrañado, se acomodó los lentes, lo miró y descubrió que una luz azul le salía de todo el cuerpo. Era una especie de magnetismo que lo protegía y defendía con una fuerza superior a la de una casa.

Tuve el placer de conocer versiones de algunas de estas historias en 2002 y me sorprendió luego,  con el correr de los años, cómo Lila Calderón fue visionaria en la inclusión de temas sociales y personales tan fundamentales que, hasta entonces, no veían su reflejo en publicaciones de libros para niños.

Estos cuentos me muestran a Lila como un hada madrina que se vale de personificaciones, escenas cotidianas, coloridos y texturas en un esfuerzo incesante por recuperar la magia, con una sabiduría que no está ausente de fiestas, juegos y risas. Invita a desarrollar las habilidades que cada uno tiene y ser fiel a la propia identidad, pero antes, es un viaje para conocerse y descubrir cuál es esa identidad. Cuál es el aporte que puede hacerse a partir de las diferencias, expandir en lugar de constreñir, explorar en lugar de amoldar o reprimir.

 –Yo sé que la gente me encuentra feo –se decía–, pero eso no es culpa mía. Somos diferentes; los ángeles son de la luz y nosotros de la noche, pero no es como para que griten de horror cuando nos ven... Reflexiona Murci el murciélago, y junto a él me dejo llevar y me hago parte en esta entretenida fiesta de animales y disfraces.



Registro fotográfico









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