Veo su luz apagada y me esfuerzo en encenderla, dejo velas bailando en el camino, extiendo huellas de otros días. Abra la puerta, le digo, avance por la noche con esa mirada que derriba montañas y hace arder las zarzas cuando su corazón me alcanza... Y la luz se hace.
2 comentarios:
Oh cuánta seguridad...
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